El Monstruo De Felpa Con Botas De Cowboy

Esa ligera molestia que empieza en el cuello y tu piensas que es debida a una mala postura. Esos latidos internos justo encima de tu oreja. Ese dolor persistente que hace que tu parpado se contraiga descontrolado. La terrible sensibilidad luminica que te hace andar a oscuras por todos los rincones de la casa. El tener que hablar en voz baja porque incluso el zumbido de una mosca te taladra los timpanos. El dolor en el interior de tu frente que te insulta y se rie de ti mientras te pega patadas. Todos los ibuprofenos y aspirinas que no surtieron efecto alguno y se fueron como vinieron. Las punzadas de contundentes agujas que recibe tu sien sin avisar. El yunque que se pasa la mitad del dia haciendo equilibrios sobre tu coronilla. Cuando tu cerebro se cambia por tu corazon y tus pensamientos por sangre palpitante y caliente como la lava.

Todas las cosas tienen su por que.

Al Monstruo De Felpa Con Botas De Cowboy le gusta bailar country en la tarima del escenario que es el interior de tu pequeña cabeza.

El Espececimeen (Lease Con Voz Intrigante)

El sonido del candado al cerrarse le asegura total privacidad en su habitacion, o como a el le gusta llamarlo, su centro de operaciones.

Entonces el y su pijama con bolicas salen del encuadre, y eso deja via libre a la camara para tomarse su tiempo y realizar un barrido por toda la estancia, manera inmejorable de poder mirar el cuarto sin parecer unos fisgones.

El sol de media tarde dibuja unas lineas en el suelo y en dos de las paredes gracias a la ayuda de su enemiga la persiana. El polvo hace que los rayos sean visibles incluso en el aire.

Ahora observemos con atencion los muebles, por llamarlos de alguna manera. No existe un armario como tal, pero unas taquillas metalicas hacen el papel perfectamente. La poca vestimenta que nuestro especimen utiliza reposa en el fondo de cualquier manera, pero un cinturon altamente patriotico se yergue orgullosamente bien doblado sobre la montaña de arrugas.

Lo que en una habitacion normal seria un escritorio de tamaño mediano, aqui hace las veces de capilla improvisada, ayudandose de un espejo al que el paso polvoriento del tiempo robo el poder de reflejar. En el marco reposa una foto de su anciana madre, y unas velas siempre encendidas dan a la instantanea un aspecto envejecido, como una foto del siglo diecinueve. Justo al lado, una fiambrera con demasiados usos observa impotente el cambio de color de unos huevos duros.

Como era de esperar, no hay ninguna silla, ya que ha sido sustituida por dos ruedas de camion una encima de la otra, un asiento mucho mas comodo y acorde con la personalidad del singular ocupante, donde va a parar.

De la cama no vamos a hablar demasiado. Unicamente reseñar que lo mas parecido a un cambio de sabanas que ha visto ese somier fue cuando le dieron la vuelta al colchon. Mejor no preguntar el por que de la vuelta.

Nuestro desgarbado individuo ocupa la esquina restante, manejando algo que no podemos distinguir dentro de otra taquilla. Parece que tiene los ojos vendados. Un sonido encaja con otro de manera milimetrica, y los dedos palpan con la seguridad que da la experiencia haciendo que el objeto A combine con el objeto B logrando el objeto final E.

E de Escopeta.

Satisfecho mira la marca del cronometro, y tras santiguarse en el altar-escritorio, sale por la puerta. Le oimos por el altavoz derecho, asi bajito "Es la hora de matar Ewoks". El sonido del cargar la escopeta acompaña muy efectivamente el fundido a negro.

Miedo

La camara, camara lenta, apreto la pelicula con el dedo en un poetico arrebato, hasta el punto de casi pararla.

Y se encontro en el aire, a mitad de brinco. Tratando de saltar lo mas lejos y lo mas rapido posible, y por lo pronto fallando en velocidad. Nadie sabia donde iba a ser el aterrizaje, aunque en realidad eso era lo de menos.

Se encontro en el aire, y esa pesada sensacion de vertigo se adueño de su estomago.

Como insectos con alas de piedra fallando elevarse.

Por El Lado Bueno


- ¿Eso crees?

- Si, bueno. Mas o menos.

- ¿Mas o menos? Oye, ¿Estas seguro de que asi es como tienes que hablar?

- Pues no. No estoy nada seguro. Hoy es mi primer dia ¿vale?, y estoy algo nervioso.

- Ya me parecia a mi. No tienes una pinta como de angel de verdad.

- Eso ya te lo podia haber dicho yo. Ayer mismo firme un contrato de mierda en el que no se me reconocen las horas ni el esfuerzo real, y mirame, mira que pintas llevo.

Volvio a mirar de nuevo a aquel tipo en miniatura que flotaba un par de centimetros por encima de su hombro. El traje ceremonial, algo que deberia ser majestuoso y onirico, parecia un traje de bautizo raido por los años y las polillas. Por lo visto no se habia ganado las alas todavia, y de la espalda le colgaban ridiculamente unos trozos de carton mal cortados y peor pintados. Por lo menos la aureola si estaba bien... Pero...

- ¡Pero si eso no es una aureola!

- Toma, claro que no -con un toque que pretendia ser elegante se recoloco la gorra de helice-. Pero de alguna manera tendre que volar, hasta que los de personal resuelvan el problema y me den unas alas de verdad y no esta mierda -un patetico movimiento de hombros consiguio algo de movimiento en las alas. El resultado no fue nada bueno.

- Bueno, ¿pero entonces a que te has aparecido? ¿Me vas a dar algun consejo que cambie mi futuro, me vas a hacer mejor persona con alguna enseñanza trascendental, o algo por el estilo?

- En realidad habia venido para ver si me podias ayudar tu...

- No puede ser cierto.

- Escucha escucha, supongo que habras oido aquello de que los angeles no tienen sexo... Pues es cierto, pero no es exactamente como se os ha hecho pensar. ¿Tu no podrias desarrollar una doble conciencia, a ser posible femenina, y darme una alegria?

- Increible. Esto es la hostia. Quiero el libro de reclamaciones.

- Vale, pero no te va a gustar, que pesa lo suyo.