Con La Vida Colgando

Dejo de cumplir años de repente. No, la crisis de los veinticinco no tuvo nada que ver.

Empezo a cumplir zapatillas.

Cada vez que una zapatilla se le quedaba vieja, cuando el tiempo hacia mella en su calzado dejandolo inutilizable siempre hacia lo mismo. Caminaba con sus viejas bambas hasta debajo de aquel cable inaccesible en su ciudad de origen, se descalzaba y ataba con ceremoniosa calma los cordones entre si. Nunca habia sido bueno con los nudos, asi que tardaba un rato en completar la operacion. Una vez acabado esto, y despues de que la ausencia de viandantes curiosos le asegurara un completo anonimato, lanzaba al aire las zapatillas con el objetivo de encalarlas enrollandolas en el cable de alta tension. Le bastaban un par de tiradas para lograr su proposito, a veces tres (bocadillo de tortilla).

Pasaron los años y cuando murio, el cable estaba abarrotado de todo tipo de calzado, cada pareja anudada eternamente, bailando con el viento suspendidas en el aire. Todos esos zapatos, zapatillas, botas, botines, zapatos de bolos, botas de submarinista, pies de gato, zapatos de payaso y demas dan una idea al observador de como pudo ser la vida de aquel tipo extraño que dejo de cumplir años para cumplir zapatillas.

¡Feliz Cumplecalzado!





Aprovecho la ocasion para recordar a Maite, profesora de dibujo. Sin ella nunca habria podido dibujar un par de zapatillas de mierda... Un observador avezado podria reconocer un homenaje sincero en el traslapo del edificio. Que jodida maravilla.