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Con La Casa A Cuestas


Y con un caro efecto de polvo de estrellas, Lormu vio su deseo concedido.

Y si. Fue una estupidez.

Mira que hay que ser tonto, o haber leido muy pocos libros en tu vida, o haber visto las peliculas justicas, para ir pidiendo deseos alegremente a la primera tia buena en minifalda y en miniatura que se aparece ante tus ojos.

Para no faltar a la verdad, tengo que admitir que yo no estuve alli, que ese dia habia quedado, pero imagino que la cosa fue mas o menos asi:



Ese caracol arrastrandose por los suelos de una tarde de verano, bajo un sol abrasador buscando un sitio con un indice de humedad que por lo menos llegue a lo positivo.

Ese hada oportunista, siempre ojo avizor que lee el cerebro del caracol, ese cerebro con sabor a deseo y olor a lechuga, que resuena entre los demas cerebros como una sirena de barco entre un monton de flautas traveseras.

- ¿Que pasa Lormu, te veo ahi un poco jodidillo no?

- Callaa -cuando llevas toda tu vida arrastrandote, no te molestas en ser amable con las desconocidas, por muy bonitas piernas que tengan. Y no solo los gasteropodos.

- No, si no quiero molestarte. Yo soy de esas personas altruistas que solo buscan el bien de los demas asi porque si. Porque soy buena gente -parpadeo encantador. Tink tink.

- Oh. Pues entonces me vienes de cojon. ¿No concederas deseos, por casualidad?

- Pues si, fijate -las adorables manitas del hada agitando distraidamente la varita, que como manda la tradicion acaba en forma de estrella. Unos polvitos de colores caen con ruiditos chispeantes, y no llegan a tocar el suelo-. Cualquier deseo te sera otorgado. Te advertiria sobre las restricciones sexuales, pero con los hermafroditas suelo hacer una excepcion.

- Tu no te preocupes por eso. Mi deseo desde que era una caracolita ha sido siempre el mismo. Yo quiero ser como un humano.

- Pfff...

- ¿Que?

- ¿Que?

- ¿Pasa algo?

- Nada nada. Deseo concedido -el brazo de la varita dibuja algo asi como un ocho en el aire, y una pequeña explosion ocupa el lugar de Lormu. La risa histerica del hada resuena aun cuando el pequeño cuerpazo ha desaparecido hace un rato.



Y ahi esta el tio. Como un humano. Con la casa a cuestas.