Vlad El Empanador


Estaba cansado de mirar las cosas con su mirada de miles de años, y hacia mucho que habia dejado de prestar atencion. Cuando llevas tanto tiempo sin morir, dejas de algun modo de vivir, y todo pasa por detras de un velo rojo sangre que difumina las formas y relaja el interes.

Es por eso que para cuando quiso darse cuenta, ya era demasiado tarde.

Cuando se puso unas metaforicas gafas de ver de cerca y miro el mundo a su alrededor, se percato resignado que las cosas habian cambiado a peor. Y no a peor como le gustaria a el, ya que para un principe de unas tinieblas lo mejor que les puede pasar a las cosas es que vayan a peor, si no a peor en plan mal.

En plan emo.

Los vampiros, aquella raza cruel y misteriosa, aquellos seres salvajemente atractivos a los que lideraba desde su ataud se habian convertido en una sombra de la sombra que ya eran, transformandose en un producto ñoño y puro con el pelo alborotado y las medias de color.

Las adolescentes chillaban histericas detras de las vallas mientras un vampiro de abultada nuez posaba sobre una alfombra roja a plena luz del dia, las virginales jovencitas de tez blanquecina esperaban a ser mordidas hasta despues del matrimonio, y los hombres lobo se depilaban el pecho esperando la medianoche para tomar unas copas. Ahora se podia ver el amanecer si te ponias unas gafas de marca, la agonia placentera que suponia el alimentarse de sangre humana se compraba en comodas bolsas de racion en la maquina expendedora y una legion de subnormales prepuberes vivian en su fotolog lo que antaño habia sido una filosofia de no-muerte mientras se retocaban el rimel de los ojos.

El mundo se habia convertido en un lugar sin cabida para alguien como el.

Aunque a lo mejor...