El Te Con Ewoks Es Alucinogeno

Cuando empezo a oir por los ojos, el pequeño ewok se asusto de verdad. No tenia ni idea de que estaba pasando, todo se veia muy raro. Era como si le hubiesen colocado plastiquetes de colores en los ojos, todo se moviera a camara lenta con efecto blur, y una musica sesentera sirviera de banda sonora para todo ello. Los sentidos funcionaban cambiados, y no podia dejar de oler ese arcoiris, tocar el olor metalico que inundaba el ambiente o ver la suavidad de su pelaje.

Seguramente se habria quedado mas tranquilo si hubiese leido la historia que viene a continuacion. Lo malo es que muy pocos ewoks han llegado a interesarse por la lectura. Que son mas de la fiesta.

Hace mucho tiempo, en un lugar lejos de todas partes, el joven Yunuss miraba con ojos atentos las manos expertas de su padre, que manipulaban con maestria los utensilios que antes habian manipulado las manos de su padre, y antes que las suyas las del padre de su padre. No perdia detalle, sabiendo que este era un momento magico en su vida, y se esforzaba por grabar cada detalle de aquel ritual en su memoria.

De los dos recipientes de metal, el padre cogio el mas viejo y desgastado. Lo lleno con agua y lo puso al fuego. Acto seguido, agarro el otro recipiente, inmaculado y probablemente mas caro, e introdujo en su interior las hierbas y el azucar, poniendo especial cuidado en las cantidades. Cuando el agua del primer cacharro estaba a punto de hervir, la aparto del fuego y vertio el liquido donde las hierbas. Lo dejo reposando, y aprovecho esos minutos para salir al pequeño huerto detras de la casa. Yunuss lo seguia en silencio, y en silencio observo, por encima del hombro de su padre, como este seleccionaba las hojas mas aromaticas, las arrancaba con delicadeza y las guardaba en el bolsillo, uno de esos bolsillos que se juntan por el centro y te puedes agarrar las manicas. Volvieron a la cocina, que se lleno de un olor dulzon cuando las hojas se bañaron en el liquido humeante. Despues de dos minutos de miradas penetrantes e incomodos silencios, el padre sirvio el primer vaso, levantando el brazo lo maximo posible. Cogio el vaso lleno, y devolvio el contenido al recipiente. Por ultimo, cogio dos vasos nuevos, de manufactura mas fina que el anterior, y sirvio, por fin, el dulce elixir.

- ¿Que no le pones higos hoy, padre?

- Cuando seas padre, comeras huevos -dijo mirando al infinito, mientras sorbia ruidosamente. El padre de Yunuss era de ese tipo de personas exasperantes que hablaban muy misteriosamente, siempre con frases hechas y refranes.

Al pequeño ewok no le gustaban los huevos, ni era padre. Pero le pirraban los higos, los usaba de aliño para todo. Seguramente fue eso lo que le dio poderes anaglificos sicotropicos.