- Pues precisamente tengo un hueco libre que parece ideal para usted, pasando el abdomen a la derecha. Podra disfrutar de toda la cupula diafragmatica, asi que supongo que no tendra ningun problema de espacio. Y esta recogido del frio y muy bien comunicado, la verdad es que es una ganga. Si tuviese que elegir algun lugar para mi mismo, no dudaria ni un momento. Jum jum jum.
- Ya. Estoo... muchas gracias.
- No hay de que. Espero que su estancia aqui sea de lo mas comoda, y no dude en comentarme cualquier problema que pudiese tener.
- De acuerdo. Gracias de nuevo, adios.
- Que pase usted una buena noche.
Al principio no habia tenido ningun problema que comentar con su anfitrion. De hecho, durante los primeros dias todo habia sido perfecto. El acuerdo al que habian llegado, alojamiento a cambio de algun apaño en el edificio, le parecia ideal, y llego incluso a pensar que habia salido ganando con un trato tan bueno.
Pero fueron pasando los años, y aquellos apaños esporadicos se convirtieron en una mala costumbre mas frecuente de lo que hubiera deseado.
De repente, y sin darse cuenta, se estaba ocupando de la digestion, sintetizando multiples proteinas, metabolizando carbohidratos, desintoxicando la sangre, guardando cantidad de sustancias... Por dios, ¡incluso se implicaba con los orines!
¿Y alguien se lo agradecia acaso? ¡Nadie!
Nadie. Se dedicaban a hundirlo, a reirse de el y cuchichear por los pasillos, hurdiendo nuevas formas de tortura para acabar con su paciencia. ¡Quiza incluso con su vida!
La ultima jodienda consistia en vulcar cantidades desorbitadas de alcohol en la sangre que, por supuesto, el se encargaba de neutralizar, poniendo en grave peligro su salud y bienestar.
Cuando en una de esas limpiezas de sangre entre vapores etilicos llego la locura, lo hizo con un sonido semejante al del chasquido de un latigo. Con un tick en el parpado y sin atender a razones, el pequeño higado casi esterilizado en alcohol salio por las malas, agarro el hacha y actuo sin pensar, en una especie de trance asesino salpicado de sangre y mojito.
En el juicio el fiscal alegaria que se encontraba bajo los influjos del alcohol. No te jode...